Sí, el título es un poco trampa
Hoy quería compartir con vosotros una canción muy chula, basada en un soneto de Garcilaso de la Vega, uno de los autores más brillantes del Siglo XVI, y que se merece un post para él solo.
Soneto V
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.
Cuando tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
Canción III
(…) El cuerpo está en poder
y en mano de quien puede
hacer a su placer lo que quisiere,
mas no podrá hacer
que mal librado quede
mientras de mí otra prenda no tuviere;
Cuando ya el mal viniere
y la postrera suerte,
aquí me ha de hallar
en el mismo lugar,
que otra cosa más dura que la muerte
me halla y me ha hallado,
y esto sabe muy bien quien lo ha probado. (…)
Unos versos sencillos pero intensos que multiplican su potencia al integrarlos en una canción contemporánea. La fusión ha sido muy bien realizada y sin duda las palabras, cantadas aquí por Aurora Bautista, llegan realmente al corazón.
Garcilaso murió joven y no llegó a ver su obra publicada, pero los pocos escritos que se conservan, son eternos. ¿Creéis que los escribió con ese fin? En realidad él era militar, y estaba muy ocupado viajando, sirviendo al rey y a la corona. Se cree que se enamoró de Isabel Freyre y que gran parte de los sonetos que escribió estaban dirigidos a ella, en clave. Si escucháis de nuevo el tema, leéis los versos o incluso si accedéis al resto de su obra en Internet podréis ver la intensidad de sus emociones, plasmadas con las palabras adecuadas, tocándonos la fibra sensible sin importar el tiempo que haya pasado desde que fueron escritas.
Nos separan cinco siglos. 500 años, nada menos. ¿No debería sorprendernos que las palabras que cautivaban en aquella época pueden ser las mismas que nos tocan la fibra hoy en día?
Las emociones primigenias del ser humano son las mismas casi desde que empezamos a evolucionar, y para crear una campaña que llegue al corazón hace falta despertar esos sentimientos. Para eso no hace falta recurrir a versos del Siglo XVI, pero sí estar abiertos a las múltiples opciones que se nos pueden presentar cuando analicemos tu marca y el peso de su presencia en Internet.
¿Te atreves a despertar pasiones, con una campaña de marketing emocional?
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